About the Book
HOGAR VACÍO
“Frescas bodegas en verano y cálidas buhardillas para el invierno, domicilio de la soledad más absoluta y morada de la oscuridad más abisal. Así son las cuevas de mi pueblo. Un hogar vacío. Una mansión que atrae la más indiferente atención de un pueblo que sigue su rutina sin alzar la mirada. Siempre han estado ahí impasibles al tiempo, en silencio, profanadas por la erosión, esperando a que el paso de Cronos las destruya y a que la voluntad de la gravedad las aplaste y borre de nuestra vista.
Tan sólo unos pocos las han violado egoístamente tras su abandono. Cuevas, decenas de ojos negros testigos de batallas infantiles, ascensiones de mediocres alpinistas y furtivos encuentros entre amantes. Templos de aquelarres pretenciosos, localización de improvisados rodajes cinematográficos y capillas sixtinas de pseudo pintores. Guaridas para mendigos amigos del vino de cartón y refugio de animales sin destino. Así son las cuevas, un trastero de secretos abandonados.
Volviendo atrás en mis pasos, las admiro, las contemplo, las hago mías como escenario de historias fabulosas donde yo y mis iguales somos actores de intrépidas aventuras de niñez. Conozco palmo a palmo cada una de sus cavidades y recorro todos su barrancos. Así, atardece muchos días, subiendo y bajando con la bici la cuesta de las Cañas. Hasta que el tiempo de nuevo avanza sin haberme dado cuenta y permitiendo que el olvido las convierta en un elemento más del paisaje diluyendo su magia.
Objeto de admiración popular interesada y referente turístico para caravanistas, en un tiempo pasado dieron cobijo a costumbres de familias humildes que sólo perduran en la memoria de unos pocos.
Hoy son un hogar vacío.”
Julio Irisarri
“Frescas bodegas en verano y cálidas buhardillas para el invierno, domicilio de la soledad más absoluta y morada de la oscuridad más abisal. Así son las cuevas de mi pueblo. Un hogar vacío. Una mansión que atrae la más indiferente atención de un pueblo que sigue su rutina sin alzar la mirada. Siempre han estado ahí impasibles al tiempo, en silencio, profanadas por la erosión, esperando a que el paso de Cronos las destruya y a que la voluntad de la gravedad las aplaste y borre de nuestra vista.
Tan sólo unos pocos las han violado egoístamente tras su abandono. Cuevas, decenas de ojos negros testigos de batallas infantiles, ascensiones de mediocres alpinistas y furtivos encuentros entre amantes. Templos de aquelarres pretenciosos, localización de improvisados rodajes cinematográficos y capillas sixtinas de pseudo pintores. Guaridas para mendigos amigos del vino de cartón y refugio de animales sin destino. Así son las cuevas, un trastero de secretos abandonados.
Volviendo atrás en mis pasos, las admiro, las contemplo, las hago mías como escenario de historias fabulosas donde yo y mis iguales somos actores de intrépidas aventuras de niñez. Conozco palmo a palmo cada una de sus cavidades y recorro todos su barrancos. Así, atardece muchos días, subiendo y bajando con la bici la cuesta de las Cañas. Hasta que el tiempo de nuevo avanza sin haberme dado cuenta y permitiendo que el olvido las convierta en un elemento más del paisaje diluyendo su magia.
Objeto de admiración popular interesada y referente turístico para caravanistas, en un tiempo pasado dieron cobijo a costumbres de familias humildes que sólo perduran en la memoria de unos pocos.
Hoy son un hogar vacío.”
Julio Irisarri
Author website
Features & Details
- Primary Category: Arts & Photography Books
-
Project Option: Standard Landscape, 10×8 in, 25×20 cm
# of Pages: 56 -
Isbn
- Hardcover, Dust Jacket: 9781320868457
- Publish Date: Mar 19, 2015
- Language Spanish
- Keywords Cuevas, Arguedas, lightpainting, Navarra
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